jueves, 28 de noviembre de 2013

presentacion del blog juan solarte obando


Combate de Güepí

A las 8 de la mañana con cierta mal disimulada nerviosidad me dijo: "Mi Sargento, quiero tomar parte en el combate, porque he prometido llevar un trofeo a mi pueblo", inicialmente había sido desinado como ranchero.
A las 9 menos unos pocos minutos, oimos el ruido de tres aviones y luego el retumbar del cañón de Santa Marta. En seguida la firme voz del Teniente Gómez Jurado que gritaba: "Valor muchachos y adelante, fuego"; la útima sílaba de la voz de mando la pisé con la primera ráfaga de mi ametralladora, contestada inmediatamente por las fuerzas enemigas, cuyas balas hicieron blanco en unos pantalones que había puesto a secar en un árbol, por encima de nuestras cabezas. Solarte impaciente y armado de un machete, dió un salto fuera de la trinchera, diciéndome:
- Mi Sargento, estas ramas impiden la puntería. Y empezó a cortarlas hasta que el fuego enemigo lo hizo saltar nuevamente a la zanja.
- Mire mi Sargento, me dijo Solarte; allí abajo aquel árbol alto, sale humo y allí está la pieza que nos da candela.

Reprendí a Solarte, por su actuación, ordenándole fuera a ocupar su puesto de ranchero. Una nueva descarga del enemigo y es alcanzado Ismael Meneses. Al verlo Solarte grita: "Mi Sargento, yo vengaré la sangre de un hijo de Nariño". A mí la pieza se me había encascarado, cuando volví a emplazar la pieza vi una embarcación conducida por un tripulante solo y siendo el blanco de las descargas enemigas. En la canoa mal manejada iva Solarte Obando llevando como única arma un machete. Concentramos el fuego sobre las piezas enemigas para protegerlo y lo vimos llegar a tierra y arrastrarse cono una culebra hacia la prominencia donde estaba emplazada la pieza enemiga. Suspendimos el fuego por el temor de herirlo. Al mismo tiempo varias canoas repletas de soldados y protegidas por el cañonero Santa Marta se dirigían rumbo a la posición Peruana.

La ametralladora que nos hacía fuego tenía a tiro a un centenar de hombres, cuando Solarte estaba sólo a unos diez pasos de ella, fue un momento inolvidable, nuestros hombre ivan a ser cegados por la pieza enemiga colocada a menos de un centenar de metros del centro del río. Los creímos perdidos a todos. La canoa se había dejado arrastrar por la fuerte corriente del río y había perdido la protección del cañonero. Era imposible que las compañías del capitán Velosa y el Capitán Uribe Linares llegaran a tiempo para atacar porla retaguardia al enemigo. Nuestros hombres no podían desembarcar porque las ametralladoras los tenían a tiro de pistola. Auxiliarlos con nuestra pieza era imposible: lo impedía Solarte Obando cercano al puesto enemigo.

Juan Solarte Obando  
Mucho se ha escrito del acto de heroísmo del Soldado Venteño Juan Solarte Obando, muerto gloriosamente el día 26 de marzo de 1933 en la Batalla de Güepí. Sin embargo la mayoría de los escritores carecen de datos exactos. 
El 24 de Junio de 1904 nació en el Municipio de La Unión Nariño el héroe, siendo sus padres Don Francisco Solarte y Doña María Obando, dos sencillos campesinos. Fue bautizado por el párroco de ese entonces, Padre Alejandro Cuevas Leiva, siendo padrino Don Gregorio Martínez. 
El 21 de Julio de 1929 fue declarado apto para el servicio militar al que ingresó el 10 de Septiembre de 1929, en el regimiento de infantería Boyacá Número 12.

Durante el año se distinguió por su buen comportamiento y en su libreta de Servicio Militar, encontramos la siguiente anotación "Su conducta fue intachable en todo el año militar. Asiduo en el trabajo, muy subordinado respetuoso, y de magnífica voluntad para todo servicio. Bueno para el servicio, práctico y muestra de resistencia. (Fd.)Guillermo Diago, Teniente Comandante". 
Cuando estalló el conflicto con el Perú fue llamado reservista de primera clase y movilizado con los contingentes del Batallón Boyacá a las guarniciones del sur.
Era un muchacho maravilloso y muy servicial dice el ex-sargento J.J. Granados Lozano, natural de La Mesa y superior inmediato de Solarte Obando en la acción de Güepí.

Fue un momento supremo que más tardo en relatarlo que en cumplirse. Solarte, haciendo relucir su machete a los rayos del sol, se puso en pie y se lanza sobre la ametralladora enemiga. El artillero viendo tan cerca a un enemigo, viró la pieza contra el valiente. Oímos el rugido de la ráfaga de la ametralladora, y Solarte Obando cayó sobre la pieza, silenciandola con su cuerpo. Caía la segunda víctima de Güepí y un sacrificio libertaba de una muerte segura a un centenar de nuestros soldados que pudieron desembarcar y atacar al enemigo.

Con el peso de Solarte, la pieza mal emplazada rodó con su trípode al barranco y cuando nuestros hombres saltaron a la rivera Peruana, encontraron el cuerpo de Solarte abrazado a la ametralladora y destrozado el pecho por centenares de proyectiles. Recibimos la orden de embarcarnos y estando ya en medio del río vimos arriar el pabellón del Perú y enarbolar en lo más alto de la guarnición

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